jueves, 22 de septiembre de 2011

Mis deseos.


Solo se oye el reloj, un minucioso tic tac’’ que proviene de su muñeca ‘’tic tac’’ ese sonido al que tan acostumbrada está y que ahora le provoca irritación. ‘’Tic tac, tic y tac’’ en est0s momentos de tensión, miedo, pánico. Ese odioso ‘’tic tac’’ que le dice constantemente: << vas a morir hahahaha y yo estaré presente sintiendo como poco a poco tu pulso va perdiéndose en la nada, viendo como toda  la sangre de todo tu cuerpo se va a las cloacas cuando te hayan rajado el cuello, hahahaha…>> Sí, eso esta diciendo, le esta diciendo en cada tictaqueo. << ¡Asqueroso reloj de mierda!>>
De repente oye unos pasos, se dirigen hacía donde ella está. << ¡No!... ¡no!... ¡no, no, no, no! ¡Es ella! ¡Noooo, Dios! ¡Por favor! Noooo…>> Cada vez se oyen más cerca, de pronto se para, se oyen unas llaves  << ¡Dios, nooo, viene a por mí!...>> escucha en silencio como entra en el cerrojo, y la puerta se abre.
Enciende la luz y por primera vez, la ve.
Abre los ojos de par en par, ve que es una chica joven, más joven que ella, rondaría por los diecisiete o dieciocho, no es muy alta, medirá un metro sesenta, tez blanca, ojos castaños y cabello oscuro. Muy delgada, su apariencia a simple vista es de niña buena y débil.
-Hola pequeña visitante ¿cómo están tus heridas? ¿Te duelen? Dice sonriendo.
-¿Por qué yo? ¿Por qué me haces esto a mí? ¿Qué te he hecho? ¡Si ni siquiera te conozco! Responde la víctima llorando.
-Pues muy simple… Entras en mi Campo de Gusto.
-¿Campo de Gusto? ¿Qué?
-¡Qué me gustas imbécil! ¿Tanto te cuesta comprenderlo?
-¿Y por eso me haces esto? ¿Porque te gusto?
-¡Exacto! Un premio por haber acertado, ¿Qué eliges? A ver, mmm, tenemos tortura, destripamiento, o vacío. ¡Me encanta esa palabra vacío! Y ser entonces entregada como regalo a tus ‘papis’, si eliges éste último claro…
-¿Qué? ¡Por favor déjame ir, no diré nada, de verdad!
-¡Já! Todos dicen lo mismo, pero cuando yo cazo, nadie se libra, absolutamente nadie ¿Cómo están tus heridas? Otra vez, pregunto. No te hubiera hecho tanto daño si te hubieras portado bien, pero no hiciste caso, por eso te hice ese delicioso corte en tus partes íntimas, dime ¿duele?
-¡Claro que duele asquerosa loca!
-No se le habla así a tus superiores, trátame con respeto.
-¿Respeto? ¡Pero si estás loca de remate! ¡Y soy mayor que tú! Eres una cría… ¿Cómo puedes hacer esto?
-Nunca había conversado tanto con un muerto. Mira ya que vas a morir, te responderé. Tengo diecisiete años y hago esto, pues porque nací así, más el ambiente en el que te crías, lo que la gente hace, lo que ves, oyes, todo hace que algunas personas se conviertan en esto. ¿Feliz? Ahora dime, ¿Cuál muerte eliges?
-Ninguna.
-¡Bien! ¡Un plus especial! Tendrás un poco de todo entonces.
Y así lo hizo, torturó a su víctima, la vacío, destripó y la hizo pedazos. Entonces lo limpió y envió partes de su cuerpo a sus padres, con el resto del cuerpo y órganos, se los quedó para comérselos y la sangre parte se la bebió y la otra la utilizó para bañarse en ella.

Me gustaría describir la escena, pero soy incapaz ya que está guardada en mi mente; y mi mente me impide describirla. Esta es la primera vez que narro una de mis fantasías, nombrándome a mí.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Aula de antropología 120.

Deana se dirigía hacia el aula de antropología para coger su cuaderno de notas que se había olvidado al finalizar la clase.
Las clases terminaban a las cinco y ya hacia cuatro horas desde que finalizaron, y aquella era su última asignatura del día. Como aquellas notas le hacia mucha falta para el examen que llevaba días estudiando, hoy que era el ultimo día no podía dejar pasar ningún fallo.
Eran ya las veintidos cero cero horas. No había nadie en el campus, mas que los rezagados que estaban ahí por el amor hacia las fiestas de las fraternidades mas ‘’cools’’
Deana odiaba las fiestas, pues había conseguido llegar a la universidad por merito propio y ver que la gente desperdiciaba esa gran oportunidad en fiestas, le provocaba una gran repulsión. Siempre había soñado con sacarse su carrera con la que siempre ha soñado y llegar a ser alguien útil para el mundo. Sentía lastima por la gente que no tenia posibilidad alguna por llegar donde esta ahora mismo.
Su padre le decía siempre ‘’ Deana, tienes veinte años, es tu tercer curso en la universidad, no desperdicies tu vida en fiestas, drogas, alcohol y sexo. Cuando hayas alcanzado tu meta tendrás veintidós años. Entonces ahí podrás disfrutar lo que quieras, pero teniendo la cabeza sobre los hombros y los pies en la tierra. ’’
Deana siempre acato el consejo que su padre le decía cada curso. El era su modelo a seguir, pues el llego hasta la cumbre, cogió sus sueños con las dos manos y los convirtió en realidad, y ella quería hacer lo mismo que el.
El pasillo hasta llegar al aula de antropología esta oscuro apenas no ve nada, más que los fuegos artificiales de las fraternidades que esta noche tenían fiesta. << ¿Cómo pueden hacer fiestas un jueves a las diez y media, una semana antes de que lleguen las vacaciones de navidad?>>. Era algo totalmente ilógico para Deana.
<<Aula de antropología 120>>. Deana saca de su bolsillo el Zippo de la suerte que le regalo su padre a los dieciocho años cuando iba a comenzar su primer curso en la universidad.
Cuando se disponía a coger el pomo de la puerta y entrar escucha un ruido totalmente desconocido para ella. Pero lo deja correr y gira el pomo chirriante hacia la izquierda, enciende el Zippo que le proporciona la suficiente luz para verlo todo con más claridad.
Entra en el aula que huele a amoniaco, desde la ventana se ven y oyen más fuertes los fuegos artificiales.
Al entrar en el aula de antropología 120, el ruido se divisa con más fuerza. << ¿Qué será ese ruido?>>
Deana gracias a un fuego artificial de una de las fraternidades del campus, divisa su cuaderno sobre la mesa del profesor. Seguramente lo dejo ahí la señora de la limpieza cuando vino a limpiar el aula al finalizar la clase. El ruido de sus tacones hacían eco en el placido silencio que habitaba en el recinto ‘’tac, tac, tac, tac’’, el ruido extraño que se divisaba mas fuerte en el aula dejo de oírse, Deana se detiene, a llegado a la mesa, coge su cuaderno, da un giro de ciento ochenta grados sobre su eje, y se dirige hacia la puerta. ‘’Tac, tac, tac, tac’’, el ruido se vuelve a oír, pero ahora mas fuerte que antes.
Deana se quita los tacones, los deja sobre la mesa que tiene al lado, en la que está gravado el nombre de un viejo estudiante llamado ‘’Jhonny’’, deja su cuaderno junto con sus zapatos y se dirige hacia el ala norte de la clase, ahí hay un armario donde antes se guardaban los experimentos de ciencias, pero que actualmente está vacio.
Se acerca sigilosamente, coge el pomo con la mano derecha, no sabe lo que puede ser que hay ahí dentro y que emite un sonido totalmente desconocido para ella.
‘’Clack’’, se abre la puerta << ¡Dios!, era un simple ratón mordisqueando un cable, me asusto demasiado fácil…>>
Deana va andando plácidamente hacia la puerta, coge sus tacones, se los pone, agarra el cuaderno con la mano izquierda, abre la puerta y sale del aula. Cuando va a cerrarla escucha que algo se acerca, va jadeando, su respiración es entrecortada y emite ciertos gemidos, << ¡¿Qué es?!>>. Deana comienza a alarmarse, sabe que eso no es un ratón mordisqueando un cable, Deana se quita los tacones y corre hacia el ala sur donde hay otra salida, gira a la izquierda, va recto, oye que ese sonido la sigue, que le pisa los talones, luego gira a la derecha, va recto ya ve la señal de ‘’Salida’’, << ¡Oh, gracias Señor!>> Deana siente la respiración tan cerca de ella que consigue helarle la sangre, cuando ya llega a la puerta, alarmada y empapada en sudor frio, empuja la puerta y está cerrada, un aire que penetra por las rendijas hace que su fina chaqueta de hilo se le despegue, lo que sea que la seguía la coge haciéndole una brecha en medio, cuando Deana se va a girar con temblores en las piernas, lo único que ve es el pasillo en penumbra, que se ilumina por segundos por los fuegos artificiales.
Deana se queda perpleja, bañada en sudor, sabe que algo la ha perseguido, pero que es totalmente imposible por medio físico que se haya esfumado con tanta facilidad sin ser oído ni sentido. Se apoya en la puerta, para intentar recobrar el sentido y asimilar lo sucedido. Al apoyarse en la puerta, se cae de espaldas en la fría nieve de Diciembre << ¡¿Qué? es imposible si estaba cerrada!, ¿qué demonios pasa aquí?>> Se levanta coge su cuaderno de notas de antropología y se dirige hacia su BMW del 82’ que estaba aparcado en frente del recinto, se sienta en el asiento, apoya la cabeza sobre el volante y echa un suspiro. Arranca el coche con algo de dificultad, pues aun le temblaban los brazos por la agitada experiencia de hace unos minutos. Durante el camino hasta su edificio pensaba en si ir a la central de seguridad el campus o dejarlo correr, ya que la única prueba que tenia era una brecha en su cacheta. Llega a un semáforo, pero no le da tiempo y se pone en rojo, coge la chaqueta para ver si había rastro alguno de lo que fuera que le ha perseguido por el edificio, << ¡No es posible, si estaba rota!, ¿qué coño te pasa Deana?>>
El semáforo se pone en verde, y continúa el camino hacia su edificio. Cuando ya ha llegado al parking, aparca el coche en el primer sitio que ve, apaga el motor, echa otro suspiro, y sale del coche. El frio y la nieve que cae congelan sus labios en un segundo, Deana avanza su paso con temblores en las piernas, mezclando el miedo con el frio se le hace casi imposible dar un paso más. Cuando ya llega a la puerta ve alguna gente que ya ha terminado de festejar y se van hacia sus habitaciones, ella gira la cabeza abre la puerta y entra en el hall, va corriendo hacia el ascensor, con su cuaderno de notas pegado al pecho, pulsa la tecla numero veinte y espera a llegar hasta su habitación.
Pasados un minuto y medio Deana remuga << Este ascensor cada día va mas lento…>>
-La verdad es que sí.
-¿Disculpa? Alguien misterioso a su izquierda respondió al murmuro de Deana.
-Hola, me llamo Jhonny, ¿qué haces a estás horas por aquí?, dudo que vengas de fiesta por la cara que llevas.
-No, no vengo de fiesta, y lo siento tengo algo de prisa, así que si me disculpas, me voy a mi habitación.
-Ah, de acuerdo, seguramente nos volveremos a ver Deana.
Deana ya había llegado a la puerta de su habitación, pero se exalto al ver que aquel chico llamado ‘’Jhonny’’ sabia su nombre, y por qué le dijo que se volverían a ver.
<<Demasiada excitación para alguien tan tranquila como yo…>> Deana se quito la ropa la llegar al comedor, dejo su cuaderno de notas, y se dirige hacia el cuarto de baño, empieza a llenar la bañera, coge una toalla y unas sales de baño, << Cuando haya salido del baño, hare algo para cenar, y estudiare un poco para repasar el examen de mañana de antropología. >>

La desaparición de Emily Rose.

Emily Rose ha quedado hoy sábado 3 de Octubre de 1978.
Se ha levantado de su larga siesta a las siete empunto, se ha dirigido a la ducha, y ha salido después de estar dos horas de reloj en la ducha su cita es a las once y media horas. En todo ese rato hasta que tenga que salir por la puerta ha estado emperifollándose, para la gran noche de su vida. O al menos así lo llamaba ella.
Cuando ya son las once empunto, Emily sale de la puerta despidiéndose de su familia diciéndoles que no llegaría muy tarde, que seguramente llegará a las tres de la madrugada. Por lo que su madre Sarah no tenía mucha preocupación por el bien estar de Emily ya que sabe que su hija, aparte de ser una gran estudiante, sabe que tiene bien en cuenta los peligros de estar por la calle vagabundeando hasta las tantas de la madrugada.
Emily lleva un vestido blanco con unos cuantos encajes por aquí y por allá. Su maquillaje es muy natural por lo que le da un toque de inocencia, y sus zapatos llevan un poco de tacón, pero que no emite mucho ruido.
Emily ha quedado con su extraño acompañante en el parque de la Avenida Stelman. Cuando Emily se dirige hacía aquel lugar, comienza a tener un poco de miedo, pues nunca antes ha quedado por la noche, y cuando así ha sido, la han venido a buscar. Pero aquel acompañante, no era de la clase de gente con la que ella se codeaba, realmente Emily no era la clase de chica que sus padres pensaban que era, y su extraño acompañante tiene veinte años de edad, y Emily no se acerca ni tan siquiera a los quince, Emily quiso quedar con aquel hombre, para así experimentar algo que ella nunca antes había hecho, el amor.
<< Ya son casi las once y media, ¿estará él ahí?>>
Cuando ya solamente quedaban tres pasos y eran ya las once y cuarenta horas,  Emily ve una sombra de un hombre de un metro ochenta de altura, que va completamente vestido de negro << ¡es él!>> Emily comienza a sentir algo de nervios en su estómago, pues aquel hombre de veinte años de edad, era de una gran atracción para ella, pero simplemente le conoció por el mero hecho de entrar en un chat, no sabía apenas nada de él más que el seudónimo que el se apodó ‘’ El gran jefe.’’ A Emily le hacía mucha gracia aquel mote, por lo que por ello comenzó ha entablar conversación con él.
<<Ya sólo queda un paso más y ya estaré>> Emily ya está  en el parque de la Avenida Stelman, todo está muy oscuro, apenas se puede ver los columpios y toboganes que hacían vivir a aquel parque en el que cuando ella tenía dos años de edad, jugaba.
-Disculpa, ¿tú eres Emily?
-¿Eh?, sí, sí, sí, soy Emily, ¿y tú eres ‘’El gran jefe’’?
-Ha,ha,ha, sí, soy ‘’El gran jefe.’’
-Realmente ¿cómo te llamas?
-Mi verdadero nombre no es de tu incumbencia ahora mismo Emily, ¿quieres subirte en mi coche y vamos a dar una vuelta por la ciudad?
-Mi madre siempre me ha dicho que no suba a el coche de un desconocido, y como comprenderás no voy a subir.
-Pero  no soy un desconocido para ti, ya que tú has querido quedar conmigo, ¿verdad?
-Sí, pero ahora mismo no estoy muy segura de lo que quiero, además no eres de la clase de gente con la cual suelo codearme.
-Entonces, ¿para qué has venido?
-¿Realmente?...
-Sí.
-No lo sé, quizá para experimentar algo nuevo, tenía muchas ganas de que llegara este día, y ahora que ha llegado, no estoy muy segura de lo que quiero, u estoy haciendo…
-Pues…
-¿Vamos al bosque?
-¿Al bosque?
-Sí…
-¿Para qué?
-Tú sólo sígueme…
Emily coge la mano de su acompañante, del cual aún desconoce su nombre, tampoco le importaba mucho realmente, pues lo único que ahora mismo deseaba con toda su alma era ir al bosque. Iban bajando por un terraplén, Emily se conocía todos los recovecos de aquel parque, que se enlazaba con el bosque más espeso de la comarca, por lo cual Emily andaba con toda tranquilidad, todo lo contrario a su acompañante el cual estaba muy asustado, ya que desconocía las intenciones de Emily.
Emily todo el tiempo observaba de aquí para allá buscando una gran explanada en la cual situarse. << ¿No habrá ningún sitio dónde poder sentarse?>>.
Cuando ya son las doce y diez minutos, Emily detecta un gran vacío en medio de una arboleda, en la cual decide situarse.
-‘’Gran jefe’’ o cómo demonios te llames, aquí nos quedamos.
-¿Aquí en medio del bosque?
-No estamos en medio de un bosque, esto es el centro de una gran arboleda…
-¡Qué más da!, yo no me voy a quedar aquí, hace frío, es invierno, y no sé qué quieres hacer, pero no me fio un pelo de ti.
Emily ve que ‘’El gran jefe’’ de veinte años de edad, tiene miedo de una niña que apenas roza los quince años, por lo que hecha un gran carcajada que hace eco en todo el lugar. Emily coge de su bolso una cuerda la cual había introducido ahí intencionadamente. Saca también un espray de pimienta que había hecho la noche antes de irse a dormir. Le rocía con el espray en los ojos dejando a su acompañante totalmente ‘’indefenso’’, le coge de un brazo lo lanza al suelo  y lo ata de pies y manos.
-¡¿Qué haces, qué quieres?!
Emily no responde, está totalmente cegada en su eufórica situación, le rompe los pantalones, la camiseta y chaqueta hasta poder dejarlo totalmente desnudo en la hierba. Emily detecta el miedo hacía ella en los ojos de su acompañante, eso le hace sentirse más fuerte, más poderosa, y le encanta esa sensación que nunca antes había sentido pero que deseaba con todas sus fuerzas.
Cuando ya está totalmente desnudo, sin ni tan siquiera zapatos tener, lo arrastra hasta llegar a un árbol, y así poder tenerlo inmovilizado del todo. Emily se quita su chaqueta y comienza a desnudarse. Como ya he dicho antes, Emily quería experimentar algo que nunca antes había sentido, quería hacer el amor. Cuando ya se había desnudado del todo, Emily se sienta sobre el sexo de su acompañante el cual tiembla tanto de miedo, como de frío, saca de su bolso un cuchillo, el cual también había introducido intencionadamente, tanto por su seguridad, como cumplir con sus intenciones.
Emily comienza a restregar su sexo con el de ‘’El gran jefe’’ que en ese instante Emily comienza a reírse a carcajadas, porque ve que de ‘’Gran jefe’’ tiene poco, ya que una niña como ella puede con un hombre de veinte años. Tras estar así treinta minutos Emily comienza a sentir una gran excitación por usar el cuchillo que sostiene en su mano, por lo cual comienza a hacerle diminutos cortes en el rostro de ‘’El gran jefe’’.
-¿Cómo te llamas?
-[…]
-¡¿Qué cómo te llamas?!
-¡Joe! ¡Joe! ¡Joe!, ¡mi nombre es Joe!
-De acuerdo, Joe…
Emily comienza a hacerle más cortes en el resto de su cuerpo, y saca de su bolso aguja e hilo. Emily se introduce el pene de Joe, y se mueve con total agilidad, y placer…
Son la una y quince minutos, Emily está perdiendo su virginidad, en un acto totalmente grotesco e inhumano, por el cual podían condenarla. Pero eso a Emily no le importaba ahora, quiere seguir disfrutando con su plan.
A la una y cuarenta y cinco minutos, Emily deja de hacer el acto sexual y coge el pene aún erecto de Joe y se lo arranca de un mordisco, coge aguja e hilo y se lo comienza a coser en la boca, esto hace que termine a la una y cincuenta y nueve minutos, entonces Emily se incorpora y mientras que su acompañante se desangra vivo Emily esta acostándose con él. A las dos y treinta y cinco horas, Joe agoniza en su horrible y desgarradora muerte, mientras Emily se restriega en su sangre y continúa haciendo el acto sexual.
Joe no puede hablar, no puede moverse, no puede hacer nada más que agonizar en silencio. Emily echa grandes carcajadas y gritos de placer.
Antes de salir de su casa Emily dijo a su madre que llegaría sobre las tres de la madrugada, por lo cual, puso una alarma en su móvil para así no llegar más tarde de lo previsto. El parque de la Avenida Stelman estaba a cinco minutos de su casa, por lo cual puso la alarma a las dos y cincuenta y cinco minutos, ya que sabía que no tardaría nada en bajar del bosque hasta el parque, y de ahí hasta su casa.
Su acompañante Joe ‘’El gran jefe’’ ya ha muerto, Emily ha saciado su antojo del día y falta tres minutos para que suene la alarma.
Son las dos y cincuenta y dos minutos, Emily se levanta, se viste, coge sus cosas, arregla un poco el desastre armado. Y dice…
-Me alegra mucho haberte conocido, Joe.
-[…]
Emily ve que ya ha muerto hace unos minutos, pues aún sale algo de sangre de su herida. Emily da media vuelta, y comienza a bajar por donde habían venido antes, llega al parque, la ciudad, su pequeño pueblecito, está en silencio, parece como si todo el mundo hubiera muerto esa noche, el frío come las comisuras de los labios rosados de Emily, y hace que comience a tiritar de frio. Suena la alarma del móvil, son las dos y cincuenta y cinco horas, debe darse prisa en llegar a casa, si no, sería como haber mentido a su madre.
Algunos coches de policía pasan por la calle, están vigilando que todo esté en orden, y que ningún malechor moleste a ninguna joven que llega de fiesta, pues en la ciudad esa noche había concierto, y muchos jóvenes llegarían tarde a sus casas.
Un coche de policía se detiene al lado de Emily cuando estaba ya a dos pasos de su casa.
-Hola jovencita, ¿a dónde vas?
-Voy a mi casa agente, vivo ahí. Emily señala hacía su casa, está algo asustada por si ve algún rastro de sangre del desecho humano que había matado antes.
-¿De verdad que no me mientes pequeña?
-Sí claro, por qué debía hacerlo, si vivo ahí, justo ahí, de verdad… Emily tiene poca paciencia y más cuando la toman por mentirosa.
-Venga súbase al coche que la llevaré a comisaría, porque no me fio muy de tu palabra, niña.
-¡No!, me voy a mi casa.
Emily sale corriendo para llegar al portal de su casa el cual estaba a dos simples pasos, pero el agente de policía la coge antes de que le diera tiempo a llegar a tocar el timbre, para así avisar a su madre de que está ahí. El agente de policía no iba con ningún acompañante, estaba sólo patrullando por la calle, eso fue algo muy extraño, pues en aquella ciudad, todos los policías iban con algún que otro acompañante. Emily se asusta, pues ve que no era en verdad un policía, y comienza a gritar. La vecina de al lado, sale alarmada por oír los gritos de una joven niña, pero la mujer se queda en la puerta sin hacer nada, sin decir nada, ni la menor gesticulación. El policía mira a la anciana y echa una sonrisa algo malvada, la anciana se asusta, y por no ver su vida en peligro, entra y cierra la puerta.
Emily sigue gritando y arañando, intentando soltarse de su falso policía, pero no puede, es demasiado fuerte, entonces, consigue meter a Emily en el asiento de atrás, le golpea varias veces en la cabeza, hasta así dejarla inconsciente. Emily deja de gritar, deja de arañar, y de salvar su vida. Esposa a Emily en el reposa brazos y se sienta en el asiento del conductor, arranca el coche, y nunca más se supo nada de Emily, no cumplió la promesa de su madre, la anciana, no tuvo la más mínima gota de valor por llamar a la policía, ni decirle a su madre, que un falso policía de cuarenta y cinco años, se llevo a su Emily que apenas rozaba los quince años.

El propósito de ambos

Y resurgiré de entre las entrañas de la tierra, emanando las abrasadoras llamas que habitan en el infierno. ¡Renaceré! ¡Volveré! Y cuando cumpla la fogosa oferta de este ser de alargados cuernos yacentes sobre su cráneo me veréis nacer desde el corazón, arrancando piedras moribundas de la tierra. Y cuando haya llegado ya, follaré para joder y joderé para follar. He ahí mi propósito, el suyo, el de él y el de ustedes. Gente omnipresente, casi muertos carecientes de espíritu, que viven por el mero hecho de tener aún algo de corazón, empero estén tranquilos porque yo vendré y os lo arrebataré para que así, todos vosotros descanséis agonizantes en mis manos.